¡No te tardes que me muero, carcelero, no te tardes que me muero! Apresura tu venida porque no pierda la vida que la fe no está perdida. Carcelero, ¡no te tardes que me muero! Bien sabes que la tardanza trae gran desconfianza; ven y cumple mi esperanza, Carcelero, ¡no te tardes que me muero! Sácame de esta cadena, que recibo muy gran pena pues tu tardar me condena. Carcelero, ¡no te tardes que me muero! La llave para soltarme he de ser galardonarme, prometiendo no olvidarme. Carcelero, ¡no te tardes que me muero! Y siempre cuanto vivieres haré lo que tú quisieres si merced hacerme quieres. Carcelero, carcelero ¡no te tardes que me muero!